27 dic 2015

LA NOCHE MÁS OSCURA

Kathryn Bigelow: un sueño realizado.
Fin de una hegemonía masculina hollywoodense.

Por:
Virginia Galilei - vigascm@gmail.com.

Un sueño realizado.

No pocas películas, en toda la historia del cine, han pretendido rescatar sueños en los fueros internos de los espectadores; pero sólo algunas lo logran para un solo individuo, y aún menos lo hacen de forma masiva para un sueño común. La Noche más oscura (Zero Dark Thirty), es uno de estos filmes que saciaron esta sed colectiva, a pesar de que su Productora y Directora, Kathryn Bigelow, ha sido (y siempre será) blanco de una especial atención por la crítica y por diversas razones, entre ellas su formación académica, su antigua carrera como agente de policía e, increíblemente, su género. 



Ciertamente, además de LA NOCHE MÁS OSCURA, Bigelow también produjo K-19 y The Hurt Locker, películas que le antecedieron, y asimismo, escribió los guiones de sus primeros tres filmes The Loveless, Near dark y Acero Azul. No es de extrañar que, con su propia fuerza como cineasta y el peso de su experiencia, LA NOCHE MÁS OSCURA estuviera nominada a un Oscar como Mejor Película y a dos nominaciones más del premio BAFTA como Mejor Director y Mejor Película Dramática. 

La crítica, que no siempre ha sido benevolente con Kathryn Bigelow, se rindió ante un sueño realizado. ¿Por qué? En primer lugar, por la historia que decidió contar; y en segundo lugar, por la manera formidable en que lo hizo.


La historia.

No es un secreto para nadie que, tras los ataques del 11 de septiembre, el sueño americano se bifurcó de repente y en las masas nació un sueño colateral alimentado por el deseo y la necesidad de justicia, indistintamente de las teorías alternativas sobre estos sucesos. Ahora bien, narrar tan crudamente las acciones en las que la CIA realiza sus investigaciones, develar la naturaleza aguda y perseverante de una mujer como la agente especial Maya (Jessica Chastain) y la puesta en marcha de las operaciones militares ya aprobadas por el presidente Obama que finalmente llevarían a la captura y muerte de Osama Bin Laden, fue para el público como un paseo a esas mismas estrellas que todas las noches miraban por la ventana. 

El manejo del tema y la crítica.

Para la crítica, que se esperaba dura, no hubo sensacionalismo ni manipulación más allá de la rudeza y febril la furia puesta de manifiesto en la propia acción. Incluso el título original del filme Zero Dark Thirty, referido a la hora 00:30 de la madrugada, momento en que el comando SEAL de los marines penetró en la residencia de Bin Laden en Abbottabad, Pakistán, resultó sutilmente poético. La crítica también consideró que, siendo del conocimiento público el desenlace, desde el punto de vista cinematográfico quedó bien resuelto. Otros aspectos, como la escala de valores que entran en juego en las acciones, son dejados a merced del espectador que a la postre hará su propio juicio. 
Bigelow ha sido creativa e inteligente al mostrar hechos tan polémicos. Lo hizo de forma rigurosa y exhaustiva, sin miramientos ni disimulo, sin detenerse en intereses políticos o económicos, dejando expuesta su propia visión de la guerra y sus horrores. Muchos han tildado en filme como una experiencia cinematográfica demoledora, aunque lleva en contra algunos problemas de estructura y orden narrativo. En cuanto al histrionismo, es inevitable destacar la actuación honesta y visceral de Jessica Chastain: un punto tan grande a favor de la película que puede considerarse un plato.

Fin de una hegemonía masculina hollywoodense.

Desde 1914, cuando Lois Weber se adjudicó el título como la primera mujer en dirigir un largometraje (El Mercader de Venecia), dentro del imperio hollywoodense muchas notables mujeres lo hicieron con valentía y en contra de la corriente. Mujeres como Nora Ephron, Dorothy Arzner, Penny Marshall, Barbra Streisand, Sofia Coppola, Lisa Cholodenko, Jennifer Chambers Lynch, Catherine Hardwicke, Mimi Leder, Jodie Foster, Angelina Jolie y hasta Madonna. Mujeres como Kathryn Bigelow. Otras tantas directoras hicieron lo propio en el cine francés, español, inglés, italiano y del resto de Europa, y por supuesto, en América Latina. Algunas, no menos emprendedoras, se han dedicado también a la Producción, una empresa nada fácil. Pero en materia de Dirección, Hollywood siempre fue un terreno masculino y aún lo es; un buen botón de muestra es el hecho de que, durante 2014, las féminas representaron sólo el 7% de las 250 principales películas producidas del año. Y si bien es cierto que esto ha acarreado un sinfín de quejas y denuncias, también lo es que la hegemonía en la Alfombra Roja se rompió y no fue una simple rasgadura: aunque el esquema masculino persiste, Bigelow no sólo logró dos premios Óscar en 2010 para The Hurt Locker como Mejor Directora y Mejor Película, lo hizo con una temática 100% masculina también -lo que es típico en ella-, y volvió a estremecer a la Academia en 2012 aunque La Noche Más Oscura, sólo se llevara la nominación. 
Es un hecho; la brecha se ha abierto. La californiana Kathryn Bigelow estudió en la Universidad de Columbia, inició su carrera como Artista Plástico y algunas de sus obras se exponen en el Whitney Museum de Nueva York. Fue policía antes de ser cineasta, es miembro del grupo radical Art and Language y edita la revista teórica Semiotext. Eso tiene que significar algo. Sus películas no son bucólicas historias de amor o crónicas de lucha por la defensa de su género; sus temas de interés pertenecen al cine de acción -bélico, thriller, futurista, terror- un terreno rocoso en el que ha demostrado tener las botas puestas. Tuvieron que pasar 82 años para que una mujer recibiera un Oscar como Mejor Directora, y no es posible negarle un tributo a la mujer que meritoriamente lo logró. Tal vez en Hollywood sólo sea el principio del fin de la hegemonía masculina, pero dentro de la industria cinematográfica estadounidense, ya esta puerta no volverá a ser hermética.

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